https://vimeo.com/144500116
Entrando y saliendo de El Pozo
Avanzando desde Valparaíso hacia el norte por la ruta costera que une Viña del Mar, Reñaca, Concón y Quintero, nos encontramos en medio del camino con la mítica Ciudad Abierta de Ritoque. Cuna de la experimentación arquitectónico-poética de la emblemática Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Mencionar todo lo interesante y reseñable que pudimos recoger ahí en cuanto a arquitectura y paisaje da para un sitio web completo, pero compartiremos algunas impresiones gradualmente que nos hablen de la historia de creación emancipada, reflexiva y libre de prejuicios que se ha desarrollado entre sus dunas.
Obra en 1980
En esta ocasión nos detendremos en ‘El Pozo’, una escultura en tierra realizada por uno de los hombres pilares de la escuela: el artista argentino Claudio Girola.
Como se estila en la Ciudad Abierta, en que la elección del emplazamiento está sujeta a la acción poética, relativa a la singularidad de un lugar y no a variables especulativas ni menos a la rentabilidad del objeto, la escultura fue parte de un acto en que se reconoció un terreno propicio a partir de la palabra para dar vida a un testimonio físico.
Obra en 1980
La obra, en la que también participaron los poetas Ignacio Balcells, Carlos Covarrubias y Godofredo Iommi, además del escultor José Balcells y algunos alumnos, fue levantada (o hundida) en 1976 excavando sobre la ladera de una pequeña quebrada que además contiene el cementerio donde descansan los próceres de este grupo.
Imagen original de la escultura
Inicialmente la obra quedó tal cual fue hecha en primera instancia, un tajo en medio de la tierra por el que se podía ingresar al ‘corazón’ de la ladera y percibir el interior vivo: la raíz, la piedra, la tierra. Sin embargo, considerando lo blando del terreno y con el fin de que la obra perdurara, se decidió instalar el muro de ladrillos y travesaños que contiene el espacio. Con esto se dio por finalizada la obra, que trabaja el concepto del vacío en la escultura, conceptualmente ligado al por esos años recurrente Land Art.
‘Erguir el vacío’, en palabras del propio Girola.
Construcción de muros y travesaños
Lo que se puede ver hoy es una abertura en la tierra, por la que podemos circular horizontalmente sintiendo que nos hundimos, o más bien que todo se levanta a nuestro alrededor a medida que avanzamos. Al final del recorrido, un espacio más abierto llamado cámara de contornos cuadrangulares, nos recibe y nos obliga a mirar hacia arriba en una reacción instintiva, donde aparece el cielo como único horizonte.
Sencillo y eficaz método de alterar por un instante nuestro sentido de la orientación.
Vista desde la cámara de contornos cuadrangulares
Vista actual de la obra
Más allá de esta obra en particular, el valor de la propuesta de la Ciudad Abierta está en la convicción de que el hombre debe atender a sus sentidos. Y debe saber que uniformar es confinar. Es quitarle al hombre su condición de hombre, en cuanto su libertad expresiva se ve coartada por una forma dada por otros y que le es ajena. Todos debemos ser capaces de crear nuestro ámbito. Esta premisa se ve más claramente en las hospederías presentes en la Ciudad Abierta, en que cada obra es un hecho único e irrepetible, así como el hombre.
Pero eso ya es harina de otro costal y materia para otro capítulo.
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Texto Gonzalo Schmeisser © | Imagenes: Gonzalo Schmeisser y Archivo Histórico José Vial Armstrong EAD_PUCV © | Música: ‘Embryonic Journey’ – Jefferson Airplane