Cierre de las Islas Marietas: Aprendiendo a ser turistas | México

Cuando John B. Jackson impartía clases en Berkeley y Harvard a mediados de siglo pasado, la temática de estudio era la historia del paisaje cultural americano, refiriéndose al medio natural modificado por el hombre en Estados Unidos, ya sean rutas, campos, ciudades, granero, etc. Todo esto para enseñar a sus estudiantes a ser turistas alertas y entusiastas donde haya un recorrido del territorio para ‘atravesar’.  Tomando lo escrito por Franceso Careri: “El hecho de atravesar, instrumento de conocimiento fenomenológico y de interpretación simbólica del territorio, es una forma de lectura psicogeográfica del territorio…”(1).

A través de la narrativa de su exploración por Estados Unidos y el resto del mundo, con referentes de la negativa fama que tenían los turistas en ese tiempo, logró impartir ese conocimiento a lo largo de varias décadas. Tomando la premisa, cada vez más recurrente en la actualidad, de aprender acerca del mundo como una forma de aprender sobre sí mismos. (2)

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Estos conocimientos se hacían evidentes con los cambios que ocurrían en las formas de viajar después de la segunda guerra mundial, donde las posibilidades de turismo ya no necesariamente implicaban largos y costosos viajes en barco y tren, exclusivos de las clases más acomodadas; surgieron nuevos conceptos forjadores de criterios de viaje que han permanecido hasta la actualidad y que en los últimos años han dotado al turismo de nuevas herramientas para informarnos de nuevos territorios por explorar y que nos transmiten la avidez e impaciencia de contemplar, ya sea por su naturaleza inhóspita o su imagen paradisíaca.

De esta evolución del viaje, está el recién caso de la playa Amor en el Parque Nacional Islas Marietas en México, y su fugaz auge turístico lo cual ha llevado a su cierre al público el pasado 9 de mayo de este año. El Parque Nacional Islas Marietas ha sido reconocido internacionalmente como Sitio Ramsar (2004); Sitio Serial de Patrimonio Mundial Islas del Golfo de California de la UNESCO (2005) y Reserva de Biosfera de la UNESCO (2008); pero se permite su acceso a ciertas zonas bajo el permiso especial otorgado por las respectivas autoridades, lo que propició el turismo desde el 2010.

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El viaje comienza desde Puerto Vallarta, Jalisco, o Punta de Mita, Nayarit, donde se toma un bote de las distintas agencias turísticas que cuentan con el permiso de acceso; después de aproximadamente 45 minutos en viaje te encuentras de frente a las Islas Marietas.

El parque abarca la protección de dos islas, así como un buffer marítimo para el resguardo del paisaje submarino de los arrecifes que albergan una gran cantidad de especies acuáticas, además de delfines todo el año y ballenas jorobadas en invierno. Las islas albergan pastizales como vegetación principal y es el lugar de anidamiento de distintas aves tanto marítimas como terrestres como el ave patiazul; toda esta variedad en flora y fauna es visible y palpable por lo cristalino de sus aguas y la poca profundidad que tiene cerca de las orillas, lo que hace una experiencia única el nadar en sus aguas.

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Uno de los puntos más importantes e impactante al visitar, si no es que el más importante, es la playa del Amor, a la que se accede nadando desde el exterior a través de una cueva para internarte en la isla, es en este punto donde cada visitante encuentra realmente lo sublime de este sitio, una playa Escondida dentro de la isla, cubierta perimetralmente por muros de rocas y desprovista de una cubierta que permite la entrada de luz. Este paraíso íntimo se complementa con la blanca arena y el agua cristalina que lo acompañan para crear un rincón perdido de una belleza excepcional.

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La popularidad de estas islas ha crecido exponencialmente en los últimos años, principalmente por la viralización de la información en redes sociales, que invitan a viajeros de todo el mundo a conocer nuevos territorios; por lo que estas islas emergieron como territorio virgen y su turismo pasó de 27,500 personas en 2012 a 127,372 en 2015 siendo un gran empuje para la economía local. Pero este auge turístico ha suscitado una serie de problemas al explotar un medio natural sin un control adecuado, provocando un deterioro en el territorio, causado por la intrusión del medio antrópico que diariamente visita el parque; sin entrar en detalles, la decisión por parte de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) es cerrar el acceso a la Playa Amor de manera temporal a partir del 9 de mayo de este año, con la finalidad de restaurar y limpiar algunos sitios de la isla.

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Si bien no todas las zonas del parque están cerradas, ni el cierre promete ser definitivo, pareciera que las lecciones del Jackson acerca de cómo ser turistas, explorar el territorio, contemplar y descubrir las singularidades de cada sitio, debieran ser retomadas al abrir nuevos sitios al turismo y emprender su recorrido, no solo por turistas, si no por las empresas prestadoras del servicio y las organizaciones encargadas de su preservación, para evitar el deterioro del territorio por malas prácticas de los usuarios, así como de una normatividad no adecuada para su uso, y así conservar los sitios que en algún momento una fotografía nos invitó a viajar.

(1) Careri Francesco; Walkscapes; Editorial Gustavo Gili, Barcelona, España. P. 8.

(2) John B. Jackson, La necesidad de ruinas y otros ensayos.  Ediciones ARQ, Santiago Chile. P. 22.

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Texto e imágenes: Daniel Serrano Villamayor ©

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